Me hubiera gustado que alguien nos sacara una foto a la cara de las demás (fumadoras) porque, por lo yo, nunca había pensado que fuera tan importante. Es cierto que siempre había oído eso de que “besar a un fumador es como chupar un cenicero” pero nunca creí que fuera determinante en una relación. Cuando una de las partes es no fumadora ¿Al que fuma solo le queda la opción de dejarlo si siguen adelante? ¿Es tan importante?
Acabo de recordar que sí que me lo habían dicho. Hubo un chico con el que no pasó nada porque me decía que no le gustaba que fumara, que antes de besarle no debía fumar. Obviamente, a mi me dio igual en su momento porque a un fumador no le puedes quitar su amado tabaco, aunque sea a cambio de algo tan bueno como un beso. Uno de mis novios intentó por todos los medios que dejara de fumar pero yo creo que era preocupación, aunque sí es cierto que al principio no le gustaba el sabor.
Ahora que lo pienso yo también noto la diferencia. Si no he fumado y beso a un fumador lo noto. No me parece un sabor especialmente desagradable la verdad, estoy más centrada en otras cosas. Supongo que es porque yo sí fumo y eso, quieras que no, matiza las cosas. No es un sabor desconocido para mi y, al fumarme un cigarro, no me parece desagradable (como es obvio).
Tengo un amigo que dejó de fumar por su novia. Supongo que no sería por el sabor de los besos sino porque ella estaba preocupada por todo lo que trae detrás el tabaco (cáncer, etc). Sin embargo, en cuanto lo dejaron volvió a fumar. Al hablarlo con él le preguntaba ¿Después de un año sin fumar, por qué has vuelto? A lo que me respondió algo: porque me gusta, lo dejé solo porque M me lo pidió, y la quería.
También me han contado situaciones en las que el no fumador apela a ese sentimiento de amor para que el otro lo deje. Yo creo que si un fumador deja de fumar ha de hacerlo por sí mismo, no por los demás. Es como cuando tu pareja te pide que cambias algo de tu personalidad, por mucho que lo intentes, tú no eres así, tarde o temprano vas a volver al punto de inicio porque es como más cómodo te sientes. Pero eso es otro tema.
Por otro lado, tengo una amiga cuyo novio fuma y nunca ha tenido ningún problema. Me decía que lo único que le molestaba era el humo, pero no el sabor. Que al principio no le parecía especialmente agradable pero le compensaba. ¿Compensa? También es verdad que ella acabó fumando. Lo que me lleva a pensar que en una relación fumador-no fumador o uno lo deja o el otro acaba fumando. Aunque en mi caso no ha sido así, no se dio ninguna de las dos opciones: ni yo dejé de fumar ni él empezó a hacerlo (menos mal). Es obvio que la mejor opción es que ninguno fume pero, vuelvo a preguntar, ¿Es tan determinante que fume?
Es decir, si empiezo una relación con un fumador llegará un momento en el que el tema del tabaco se planteé. Eso está bastante claro. La cuestión es cómo sea planteado. Puede ser en forma de ultimátum o en forma de debate. Creo que si una pareja mía me diera a elegir entre el tabaco y él elegiría lo primero. No porque me guste más (probablemente me guste más estar con él) sino porque yo soy así. Con mis pros y mis contras.
Yo estoy reduciendo la dosis, sé que el tabaco no es bueno ni para mi salud ni para mi bolsillo. Pero lo quiero dejar por mí, no porque nadie me lo haya pedido. La vida puede terminar en cualquier momento, tenemos unas posibilidades muy altas de sufrir un accidente o de tener cualquier enfermedad, ¿Para qué aumentar las posibilidades con el tabaco? Es cierto, pero cuando un fumador lo deja ha de ser, insisto, por sí mismo.
Quiero dejarlo por mi, no porque alguien me diga que no le gusta el sabor de mis labios cuando me besa.