30/3/11

Ni Japón, ni Gadafi, ni ná

Hace algunos días que leo (con especial interés) los diarios digitales, más que por la información que ofrecen, por curiosidad, por ver cuántos días duraba el desastre de Japón en la portada (pocos) o la guerra de Libia (menos todavía).

Digamos que me quedé estupefacta cuando entré en elpais.com para seguir informándome sobre el desastre en Japón y me encontré con dos sorpresas: la primera, la guerra de Libia (perdón al que lee esto pero no estaba yo muy puesta en las noticias dado que estaba de viaje) y la segunda que Japón había sido relegado a la mitad de la portada con 3 noticias en pequeño y con información que, que quieren que les diga, podría haber sido obviada. Es como decir: no le damos importancia pero ponemos algo por si algún lector curioso sigue interesado. ¿Hola? Una de las mayores catástrofes naturales ocurrida, además, a uno de los países que más competencia y problemas estaba dando a nuestras economías y estructuras sociales occidentales y perfectas; una tragedia humana, económica y social que probablemente cambie el tono de las relaciones internacionales... y sólo está en el "candelero" una semana.

Sí, vale, lo de Libia es súper mega importante. Vale. Pero no deja de molestarme el hecho de que nuestro periodismo no sepa equilibrar la información, ya no digo TODA la información, son dos noticias importantes, no mil. Es como si los medios se saturaran. Solo pueden centrar el grueso de sus medios en un tema, porque si no, se desbordan.

Por su parte, la cobertura informativa de lo que pasaba en Libia, me pareció deplorable. Si uno llegaba de nuevas (como yo) no había manera humana de entender qué había pasado, a no ser que te tomaras las molestia de bucear durante horas y horas en varios diarios. Señores, un poquito de contextualización. Después, claro, el segundo paso: bombardeo informativo. Día sí, día también con las acciones de la ONU, de EEUU, de Europa.. que si los aliados pa´rriba que si los rebeldes pa´bajo... y de repente... chán chán! desaparece.

Hoy en 20minutos.es lo mismo. Relegados a la mitad de la portada en su edición digital. Japón reaparece para continuar con la contaminación producida por las centrales nucleares. Y nada más. Lo único que interesa ahora es el tema nuclear. No digo que no sea importante, digo que hay muchas más cosas de las que informar y resalto que si aparece en la portada es porque en España y Europa se ha empezado a movilizar la gente por el miedo a que pase aquí, si no.. pim pam, toma lacasitos. El silencio sería desolador. Obviamente es mucho más importante saber "por qué llevaba Llorente la camiseta del mundial" en el partido de ayer contra Lituania (noticia destacada hoy en portada).

En cuanto apareció la noticia del ataque aéreo francés en Libia me lo temía. "Ya está, para nosotros la crisis ha desaparecido, lo de Japón está solucionado y vamos a llevar la democracia al mundo, como buenos samaritanos que somos" me dije. Y me volvió a reventar la cabeza el titular de una entrevista a los premios Nobel Günter Grass y José Saramago que leí en "El País" hace lo menos 5 años. Su título: "¿De dónde saca Occidente su arrogancia?" no hace más que resonar dentro de mí, cada vez encontrando menos respuestas, más incoherencias y la misma desilusión.

¡Hala! hoy ni fotos ni nada... estoy asqueada.

27/3/11

Las "maravillas" de las redes sociales

Después de un año y medio sin escribir (¡un año y medio!) por fin han vuelto las musas a mi vida y he decidido explayarme sobre un tema que hace tiempo le vengo dando vueltas: nuestra vida virtual. Sé que es un tema muy trillado, pero ya hace tiempo lo vengo pensando y si no lo publico, reviento, como se suele decir.

Día a día, las redes sociales crecen como la espuma (no es ningún descubrimiento nuevo) y cada vez más nos conectamos más veces y por más tiempo al facebook, twitter, hi5, tuenti y similares. Nos podemos pasar horas y horas navegando en un mundo social virtual hasta que nos vemos mirando fotos de una persona a la que no conocemos y a cuyo perfil no sabemos cómo mierda hemos llegado. Por no hablar del vicio a los jueguitos estúpidos del Facebook (de los que servidora también está enganchada, que conste).

Nos comunicamos por el facebook con amigos, ex amigos, ex novios, compañeros de trabajo, amigos olvidados, gente de nuestros colegios, etc etc. Lo cual no está nada mal. Si tenemos amigos en el extranjero, más fácil que ponernos a escribir un mail es publicar en el muro o enviarle un mensaje a ver cómo está y qué es de su vida. Lo mismo si nos reencontramos con personas del pasado de las cuales no teníamos idea qué había sido de su vida. Siempre es agradable contactar con gente así y saber en qué andan. Hasta ahí todo bien. Pero parece que se nos ha ido de las manos.



Decía un amigo mío el otro día medio en broma (medio en serio) que "lo que no se ha publicado en Facebook, no ha pasado". Y parece verdad. Nos desvivímos por subir fotos de nuestras fiestas, encuentros, reuniones de amigos y viajes. Comentamos en los muros o tablones cuestiones totalmente personales de nuestros amigos como si no nos diéramos cuenta de que TODO el mundo puede leerlo. Y luego hay gente que se indigna porque no se quién se entera de con quién se acuesta. ¡Coño! ¡no lo publiques en Facebook!

Todo en exceso es malo. Parece que las redes sociales fueran algo inofensivo pero conozco gente que está realmente enganchada a ello. Es como una revista de cotilleos infinita, en la que puedes pasar horas y horas leyendo lo que dice y no dice la gente, viendo las fotos y sus respectivos comentarios y enterándote de todo. Y cuando digo todo, es todo. Recién acabo de leer en el blog de Chapi, que "en uno de cada cinco divorcios solicitados en Estados Unidos, Facebook forma pate de la documentación oficial presentada ante un juez", según un estudio de la Academia Americana de Abogados Matrimonialistas.

Pero no me tengo que ir a EEUU. He conocido parejas que han roto por comentarios, fotos y sospechas nacidas de las redes sociales. También he conocido personas (sobre todo a mujeres, lo siento chicas) que se pasan el día mirando el perfil de sus parejas a ver qué dicen, con quién se relacionan, qué han hecho, qué "les gusta", etc etc. Lo cual no me parece un comportamiento nada sano para la relación, pero cada uno, a lo suyo.



Hace tiempo que lo vengo diciendo: El Tuenti/Facebook/Twitter puede hace mucho daño. O más bien la forma en que lo usamos. Tenemos a nuestro alcance una herramiento de difusión y comunicación increible y la utilizamos para cotillear sobre la vida de fulanito de tal o fulanita de cual que, en el fondo, nos importa un huevo.

Pues eso, Bienvenidos de nuevo a Mi Pez Me Hace Feliz. Lo echaba de menos.