9/2/12

Baltasar Garzón. El Caso Gürtel



Puede que este post sea largo porque el tema así lo merece, por eso: adelante, siéntense cómodamente, abran la mente y reflexionen. He decir que, hasta el momento, no me había dado por bucear en la situación de Garzón. Sin embargo, la condena del Tribunal Supremo por las escuchas ya ilegales del caso Gürtel hizo que me picara el gusanillo un poco más fuerte y empecé a informarme. Poco después, empecé a ver imágenes que han empezado a circular por la red equiparando a Garzón con la idea de Justicia, o de apoyo “por la dignidad de las víctimas y de sus familias”, y no pude más que concluir que estamos todos bastante confundidos.


Primero hay que tener claro que Garzón está siendo juzgado por tres cosas diferentes: las escuchas ilegales del caso Gürtel; la investigación contra los crímenes del franquismo; y por un “supuesto” patrocinio del Banco Santander a unas conferencias que el juez impartió en EEUU, presuntamente, a cambio de archivar una querella contra Emilio Botín, presidente del susodicho banco.

La condena de hoy se refiere a las escuchas ilegales única, independiente y exclusivamente. Recalco esta última parte porque esta resolución no tiene nada que ver con la investigación contra los crímenes del franquismo. Así que ni “por la dignidad de las víctimas y sus familias” ni nada, que parece que estamos confundiendo naranjas con Sandias.

Ya, me centro. Escuchas ilegales del caso Gürtel. Dice un amigo de un amigo que: "Si hoy día no se hubiera condenado a este señor, los que intentamos acceder a la Judicatura creeríamos que tenemos un poder supremo. Y eso no es así, tenemos el que nos confieren las leyes, para ejercer nuestra potestad de acuerdo a las mismas y salvaguardando los derechos de los demás. Pero vamos, que este tío, se ha caracterizado a parte de esto, por ser completamente lo contrario a la imparcialidad e independencia. Merecido y mucho lo tiene. Por algo el tribunal ha adoptado la decisión por unanimidad".

Todo esto me ha hecho volver por un momento a una clase de Derecho Procesal Penal en la Universidad. En ella estudiamos la “Doctrina del fruto del árbol envenenado”. Según dice, cualquier evidencia o prueba obtenida con ayuda de información recabada ilegalmente será inválida. La lógica de esta doctrina es que si la prueba (el ábrol) está corrompido, entonces cualquier información que provenga de ella (los frutos) también lo estarán. La consecuencia es simple: la prueba no será admitida ante los tribunales.

Garzón ordenó la intervención de las conversaciones privadas entre los principales sospechosos, mientras estaban en la cárcel, y sus abogados, utilizando la información para intentar juzgarlos más adelante Esto, a priori, es una clara violación del Derecho a la Defensa que todo español tiene y el cual es un Derecho Fundamental, recogido como tal en nuestra Constitución. Según nuestra Ley de Enjuiciamiento Criminal y la Ley Penitenciaria sólo hay dos situaciones en las cuales esto sería legal: en casos de terrorismo y en los que el propio abogado sea sospechoso de cometer un delito.

En este caso, el juez consideró que los abogados podían ser cómplices de blanqueo de millones de euros obtenidos de forma ilegal, y ocultarlos así a la justicia española. Es decir, las escuchas fueron establecidas considerando que los abogados actuaban en calidad de personas individuales y no de abogados. Sin embargo, Garzón se olvidó de un pequeño detalle: algún indicio o prueba que demostrara que los dichosos abogados estaban en el ajo. Un juez no puede mermar un Derecho Fundamental por una corazonada. Por mucho que creyera que sí, que estaban blanqueando dinero o, incluso, cometiendo un asesinato.

Sé que es difícil de entender. Sé que puede parecer injusto, pero este tipo de garantías se han establecido para preservar nuestro ámbito privado, nuestros Derechos fundamentales de intimidad y defensa y para evitar que los jueces tengan tanto poder que puedan establecer escuchas o seguimiento de cualquiera. Porque si es culpable, qué bien, hemos atrapado a un delincuente, pero cuando es inocente ¿Qué pasa? Estos Derechos se establecieron por ese 1% que resulta ser inocente. Porque aunque no es más que eso, un 1%, merece la pena protegerlo. Si no, nada nos diferenciaría de un régimen dictatorial.

Así, técnica y legalmente, la sentencia es correcta y se ajusta a Derecho (en mi opinión). Por mucho que Garzón haya sido el juez que más ha insistido en la lucha contra el narcotráfico y la corrupción política, el que intentó juzgar a dictadores extranjeros y los nuestros propios… Nunca tuvo miedo de meterse dónde no le llamaban y no se conformaba con lo “políticamente correcto”. Personalmente, a pesar de su afán mediático, siempre me ha gustado mucho y creo que es una auténtica pena lo que está pasando.

Sabía cuáles eran las consecuencias de lo que hacía. Sin embargo, parece que llegó un momento en el que no fue consciente de sus propios límites, de que es juez pero no lo puede todo y que, como todos, por encima de sí mismo está la ley.