29/9/08

"Calcetines con Ideas Para los Que Pensamos Con los Pies..."

“… ya que no lo hacemos con la cabeza”.


Cuando tuvieron lugar los incidentes en París en 2007 con motivo de la elección de Sarkozy como Presidente, no hacía más que pensar una cosa: cómo se mueven los franceses, siempre tan revolucionarios y protestones… que cuando algo vulnera sus derechos se movilizan. ¡Y los estudiantes! Tanta vitalidad, curiosidad por el mundo político, tanta acción social y política. Esos sí que tienen sangre revolucionaria.


¿Y en España? Me preguntaba ¿Por qué somos tan apáticos frente a la política? ¿Por qué nos importa tan poco que modifiquen, limiten o vulneren nuestros Derechos?


Dicen los que vivieron la transición y los 80 que somos una generación apática, sin curiosidad por nada ni por nadie, que no nos movilizamos nunca, que tenemos la información y los medios a nuestro alcance pero no lo utilizamos para el futuro. Ni siquiera para el presente.


¿Somos la generación dormida? No luchamos, no protestamos, no nos interesamos por la política, ni por temas sociales…Cambian la Ley de Educación por un plan totalmente incoherente y, prácticamente, sin futuro y nos callamos, no nos manifestamos. Por no hacer ni siquiera pensamos en ello.


Muchos afirman que somos una generación con pocas aspiraciones, la de los contratos basura y temporales, la manipulable, fácilmente manejable… Sin embargo, creo que esto está cambiando. Dentro de mi círculo de amigos cada vez más nos interesamos por la política, por las medidas que se toman en nuestro nombre, no nos gusta que los políticos se rían de nosotros. Sin embargo, solo nos quejamos, no hacemos nada… En España (y más en Madrid) hay tantas manifestaciones de las que no nos enteramos. No estamos informados aunque tenemos toda la información que queramos conseguir.


Nuestros padres lucharon por un país libre, en el que las ideas no significaran la muerte, en el que diferente no significara peligroso. Muchos murieron en esa lucha, otros vieron cómo España se convertía en un país libre… Y nosotros, que hemos disfrutado siempre de ello, parece que nos creemos que lo merecemos todo sin hacer nada para conseguirlo, sin protestar cuando nos lo quitan, sin luchar por mantenerlo.


Yo creo que hemos llegado a un punto en el que, efectivamente, hay una generación menos activa que las que le preceden. Sin embargo, no creo que sea la nuestra. Nosotros estamos despertando, poco a poco, pero llegará el momento en el que sí nos movilicemos y luchemos por los derechos que nos asisten. El problema que veo es que parece ser que ese momento llegará con algo definitivamente agresivo. Me explico. Parece que para que reaccionemos tenemos que vivir una agresión límite, una violación de nuestro estatus tal que haga que nos movamos.


Un ejemplo que me parece muy bueno de ello fueron las manifestaciones contra la Guerra de Irak. En esos momentos todos nos concienciamos de que eso “era pasarse”, algo que no íbamos a tolerar. Es en ese momento en el que reaccionamos y decimos: no, hasta aquí.


El inconveniente de ello es que nos dormimos de nuevo con bastante facilidad.

2 comentarios:

LiO dijo...

muy buen post. es cierto que parece que somos la generación dormida...de hecho, yo estoy bastante de acuerdo en que lo somos... lo de la guerra de irak no fue más que una reacción a lo "la gota que colma el vaso", pero eso lo haría hasta el más apático...como dices, fue pasarse.

aún así, creo que a las nuevas generaciones se nos ha formado un callo de escepticismo pasivo; de "no me creo nada, y que me enfade no lo va a cambiar", y preferimos ocuparnos de otros menesteres...espero que no tengas razón, y que no se nos vaya a venir encima un big bang nacional que nos haga levantarnos del sofá;)

besos

J.M. Mena dijo...

Personalmente la generación anterior, esa que opina que ellos eran más revolucionarios... coño, si yo hubiese estado en su situación habría hecho lo mismo, ahora tal y como están las cosas, se supone que esta es la España de la reconciliación, por lo tanto, al expresarse los de un lado pisamos a los del otro, con la única diferencia clara: que ahora nos respetamos el triple que hace 30 años.