7/8/08

Carta de La Bruja Malvada al Príncipe Azul

Les voy a contar un cuento.

Había una vez una bruja malvada. Vivía en un reino muy lejano, que dominaba. En el reino había, como no, un príncipe azul. Era adorado y aclamado por todas las doncellas del reino y también por la bruja, que mantenía una relación en secreto con él.

Un día la bruja decidió enviarle una carta al príncipe azul, decía así:



Estimado príncipe azul,
No puedo dejar de pensar en ti. Me da tanto miedo tu rechazo que no puedo dejar de pensar en ello. El haberme hecho ilusiones, el pensar en ti constantemente no me permite dejarte marchar como si tal cosa, como quien deja pasar una caravana de mercaderes porque sabe que en unos días vendrá otra.

Tú quieres una princesita y yo soy una bruja malvada, una bruja capaz de envenenar a las mas bellas doncellas solo para que tus ojos no se posen en ellas. Esa soy yo en esta historia. Además está él. El príncipe mendigo, que sabemos ocupará tu trono en algún momento, el que no sabe de donde proviene pero que tendrá un papel importante en el desenlace de nuestra historia. Él es el rebelde, el salvaje, al que nada ni nadie puede dominar, ni siquiera yo con todos mis poderes y pócimas. Por eso, mi querido príncipe, he de confesarte que anhelo su cercanía más que la tuya. Por eso tú eres para mi solo otra historia más en mi vida. Aún así, no puedo dejarte marchar sin que pruebes el veneno, la manzana envenenada que es vivir en mi mundo. No estoy preparada para ti, ni tú para mi.

Pero ahora, el príncipe mendigo está menos presente. Pero solo porque mi espejo mágico me ha prohibido verle, hace días que no veo su rostro en su reflejo. Considera que no es bueno para mi ni para mi reino que le vea, porque paraliza mi vida y entonces sólo está él, él y mis sueños en los que sus besos son interminables, en los que sus caricias dejan marcas en mi piel, donde las lágrimas corren por mis mejillas por su cercanía.

¡Qué ironía! LA bruja malvada quiere probar un poco de la manzana envenenada. En realidad, mi querido príncipe, sé que lo mejor para mi reino eres tú. Estable, amable, leal y entregado. Pero como ya sabes, soy una bruja, egoísta y egocéntrica y solo quiero que él esté a mi lado. A la hora de la verdad solo me importa ese momento en el que nuestros labios se toquen y el príncipel mendigo recupere su lugar en mi reino. A pesar de que no es el más indicado, a pesar de que sé que se irá.

Lo siento, príncipe azul pero quiero que sea él el que domine en mi reino, en mi corazón.

1 comentario:

J.M. Mena dijo...

Que historia de amor, increible, asombrosa, tan única...

Pero... ¡ah no! ¡espera! ¡pero si resulta que lo vemos a diario! ¡es rutina escoger el camino más complicado! masoquista, egocéntrico y lastimado... ¡eso es el ser humano!

Un saludo Mariana