Hace unos días un amigo me dijo una cosa que me ha dado qué pensar. Estuvimos hablando de las relaciones amorosas-sexuales y de que tarde o temprano las mujeres nos cansamos de tenerlo todo. En realidad, pensé, es cierto. Tarde o temprano toda mujer se cansa de que la traten como a una princesita y de que se lo den todo hecho y de saber que él va a estar ahí siempre, por mucho que después nos arrepintamos.
Es la eterna disputa interna que tienen muchas personas entre la libertad y la estabilidad. La libertad de ir, hacer y decir lo que quieras, con quien quieras y donde quieras. La estabilidad de tener a alguien que te quiere a tu lado, que te apoya y sin la que no puedes vivir. El problema es cuando una persona en la que prima la libertad y otra en la que prima la estabilidad se juntan porque ahí no hay acuerdo y alguno saldrá dañado.
Me he dado cuenta de que hay personas para todo, pero normalmente podemos hacer esta distinción. Yo creo que todos necesitamos algo de libertad en determinado momento. Me explico, yo tengo asumido que soy una persona de pareja estable, hace tiempo que lo descubrí y no quiero obligarme a no tenerla o lo que sea. Sin embargo, ahora estoy en un momento de mi vida tan inestable e inseguro que no me atrevería a empezar algo serio con otra persona. La razón es muy sencilla: no quiero hacer daño a nadie. A veces, vale más eso que lanzarse sin pensar en lo que vendrá después.
Por otra parte, lanzarte sin pensarlo tiene sus cosas buenas. ¿Quien te va a quitar, con el paso del tiempo, los buenos momentos que pasaste junto a esa persona y lo feliz que fueron juntos?
Las mujeres somos algo más complejas todavía. Parece que si no nos dicen infinitas veces que nos quieren no estamos contentas pero, cuidado, si lo dicen infinitas veces más una ya nos agobiamos y empezamos a plantearnos cosas. No sé si es porque a nivel animal, nuestros instintos nos dicen que el macho pasará de nosotras una vez "puesta la semilla", pero si es cierto que nos gusta que nos metan caña. "Si lo tenemos todo, al final, no hay emoción y nos aburrimos" dice una amiga mía. Bueno, yo es que lo de las emociones no lo entiendo demasiado bien. El tonteo de ahora sí, mañana también pero pasado mañana no, me pone nerviosa. Hoy te envio un mensaje pero mañana cuando hablamos por teléfono soy borde e intento ponerte celosa con cualquier chorrada. Esas estrategias, de verdad, me cansan.
Ese tipo de personas son las que yo llamo "Maquiavélicas" porque están todo el día pensando en su pareja, "rollo-novio" o lo que sea pero si les apetece enviarle un mensaje diciendo que le echan de menos no lo hacen para que no se piense que está coladita. Pues no sé, no lo entiendo. Con lo bonito que es recibir un mensaje de él y que ponga algo así como: "Hoy tengo ganas de ti.." (Te lo cojo prestado V).
También (y ya dejo de enrrollarme) he descubierto que hay personas mixtas. Que una temporada les da por la libertad y otra por la estabilidad. Eso está bien. Me parecen las más equilibradas porque son las que más se guían por sus sentimientos. Si les apetece una relación seria pues allá que van, pero si les interesa estar un par de meses a su aire, sin compromiso, también lo hacen.
Es la eterna disputa interna que tienen muchas personas entre la libertad y la estabilidad. La libertad de ir, hacer y decir lo que quieras, con quien quieras y donde quieras. La estabilidad de tener a alguien que te quiere a tu lado, que te apoya y sin la que no puedes vivir. El problema es cuando una persona en la que prima la libertad y otra en la que prima la estabilidad se juntan porque ahí no hay acuerdo y alguno saldrá dañado.
Me he dado cuenta de que hay personas para todo, pero normalmente podemos hacer esta distinción. Yo creo que todos necesitamos algo de libertad en determinado momento. Me explico, yo tengo asumido que soy una persona de pareja estable, hace tiempo que lo descubrí y no quiero obligarme a no tenerla o lo que sea. Sin embargo, ahora estoy en un momento de mi vida tan inestable e inseguro que no me atrevería a empezar algo serio con otra persona. La razón es muy sencilla: no quiero hacer daño a nadie. A veces, vale más eso que lanzarse sin pensar en lo que vendrá después.
Por otra parte, lanzarte sin pensarlo tiene sus cosas buenas. ¿Quien te va a quitar, con el paso del tiempo, los buenos momentos que pasaste junto a esa persona y lo feliz que fueron juntos?
Las mujeres somos algo más complejas todavía. Parece que si no nos dicen infinitas veces que nos quieren no estamos contentas pero, cuidado, si lo dicen infinitas veces más una ya nos agobiamos y empezamos a plantearnos cosas. No sé si es porque a nivel animal, nuestros instintos nos dicen que el macho pasará de nosotras una vez "puesta la semilla", pero si es cierto que nos gusta que nos metan caña. "Si lo tenemos todo, al final, no hay emoción y nos aburrimos" dice una amiga mía. Bueno, yo es que lo de las emociones no lo entiendo demasiado bien. El tonteo de ahora sí, mañana también pero pasado mañana no, me pone nerviosa. Hoy te envio un mensaje pero mañana cuando hablamos por teléfono soy borde e intento ponerte celosa con cualquier chorrada. Esas estrategias, de verdad, me cansan.
Ese tipo de personas son las que yo llamo "Maquiavélicas" porque están todo el día pensando en su pareja, "rollo-novio" o lo que sea pero si les apetece enviarle un mensaje diciendo que le echan de menos no lo hacen para que no se piense que está coladita. Pues no sé, no lo entiendo. Con lo bonito que es recibir un mensaje de él y que ponga algo así como: "Hoy tengo ganas de ti.." (Te lo cojo prestado V).
También (y ya dejo de enrrollarme) he descubierto que hay personas mixtas. Que una temporada les da por la libertad y otra por la estabilidad. Eso está bien. Me parecen las más equilibradas porque son las que más se guían por sus sentimientos. Si les apetece una relación seria pues allá que van, pero si les interesa estar un par de meses a su aire, sin compromiso, también lo hacen.
Yo de mayor quiero ser una persona MIXTA =)