30/5/08

El País de los Mentirosos

Quiero reflejar una idea que no deja de pulularme en la cabeza en este blog. Lo voy a hacer en dos partes. La primera, ésta, El País de los Mentirosos. La segunda, más adelante, denominada "El País de la Verdad".

¿Cómo sería un país en el que en vez de ser valorada la verdad se valoraran las mentiras? ¿Un país en el que las personas mintieran constantemente?


Llevo varios días dándole vueltas. El origen de todo fue uno de mis mejores profesores de la universidad, un gran filósofo y jurista, por cierto.

Los sistemas de valores morales de todas las sociedades que conocemos no suelen variar demasiado con el paso del tiempo, ni entre diferentes culturas. Nunca he leído que en un país o comunidad se permitiera matar o estuviera bien visto mentir. Esta es la premisa de la que hemos de partir. Sin embargo, no puedo dejar de preguntarme si, tal y como dijo mi profesor, en caso de que las mentiras estuvieran bien vistas e, incluso, recomendadas nos conducirían a un "suicidio social".

Aquí se plantean dos posibilidades. La primera es suponer que podemos crear un país en el que sus habitantes, desde que nacen, viven con la mentira y ninguno de ellos ha valorado la verdad o no conocen previamente una sociedad en la que sea valorada. La segunda es suponer que trasladamos personas de nuestra cultura directamente a un país en el que se permitiera mentir y se viera bien.

Creo que, escojamos la opción que escojamos el resultado es, efectivamente, el suicidio social. Ambos caminos llevan al mismo sitio ya que, en el primer caso, la vida de los individuos no llevaría a ningún lado, no avanzarían y las relaciones humanas serían tan pobres que no se esforzarían por tener amigos si quiera. Creo que, al final, acabarían viviendo solos, de forma totalmente independiente y desconfiando de todo a su alrededor. En el segundo caso, el resultado sería el mismo pero más doloroso. Las personas se convertirían en psicópatas, sentirían que no pueden confiar en nadie más que en ellos mismos y eso les llevaría a la paranoia o depresión y, en muchos casos, al suicidio.

Estas sociedades estarían condenadas al fracaso desde el principio de su creación. Los seres humanos, casi por definición, necesitamos creer y confiar en los demás, está en nuestra genética o algo así. Necesitamos creer que, en cierto modo, estamos unidos, que nos apoyamos unos a otros, aunque en determinadas ocasiones nos demos cuenta de que estamos solos en el mundo, de que a la hora de la verdad no hay nadie a tu lado. Esto, creo, es mentira, siempre hay alguien dispuesto a ayudarnos, siempre. A lo mejor es porque yo he vivido una vida de color de rosa, no lo sé, pero tengo Fe en el Ser Humano. Es en lo único que creo, en nosotros, y si todos mintiéramos constantemente nos haríamos tanto daño que nuestra raza nunca se recuperaría de lo que ello supondría.

El sistema de valores es algo a lo que nunca había prestado atención, pero realmente es de las cosas que más importancia tiene en nuestras vidas. Todas nuestras acciones, mayoritariamente, se rigen por nuestros valores y si en algún momento los dejamos de lado, nos arrepentimos y nos sentimos mal. Es como traicionarnos a nosotros mismos.

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